De manera general, por predicción
sísmica se entiende la capacidad de conocer dónde y cuándo va a producirse
un terremoto, y cuál va a ser su magnitud.
Desde los inicios de la sismología
moderna, la predicción ha ocupado el
interés de los sismólogos. En 1880, el inglés
John Milne (1850-1913), considerado
el creador de los sismógrafos, describió
algunos posibles precursores sísmicos:
cambios de las condiciones meteorológicas, de la temperatura de las fuentes
termales, del comportamiento animal,
aparición de efectos eléctricos en la atmósfera
y recurrencia de microsismos.
Casi un siglo después, los casos de
Haicheng y Tangshan, en China, fueron
un claro ejemplo de cómo la predicción
sísmica ha estado marcada por aciertos
y desaciertos. En 1975, a partir de observaciones
sismológicas que venían siendo
documentadas desde hacía cinco años,
los sismólogos chinos lograron predecir
el terremoto que ocurrió en la ciudad
de Haicheng el 4 de febrero de ese año.
Aunque en diciembre del año anterior se
había realizado una evacuación infructuosa, el nuevo anuncio fue atendido por
buena parte de la población y el número
de víctimas fue reducido a pesar de la
gran destrucción material.
Sin embargo, un año después,
el 27 de julio de 1976, otro sismo
destruyó la ciudad de
Tangshan –500 kilómetros
al suroccidente
de Haicheng– y
causó la muerte de
cerca de 250.000
personas. En este
caso, el terremoto no
fue advertido por los sismólogos.
En 1989, la Asociación Internacional
de Sismología y Física del Interior
de la Tierra, Iaspei (por su sigla en inglés),
sugirió elaborar una lista de precursores
significativos. Hasta 1997 se
habían postulado 40. Ninguno cumplía
todos los requisitos establecidos para
ser admitidos, pero cinco fueron incluidos
en una relación preliminar: sismos
premonitores (horas a meses), preeventos
(meses a años), silencio sísmico antes
de fuertes réplicas, disminución de la
concentración del radón y la temperatura
del agua subterránea, y aumento del
nivel del agua subterránea. Aunque algunos
de ellos se observaron antes de algunos
eventos, Iaspei no garantiza que estos
precursores se puedan utilizar para
predecir un terremoto.
Dada la complejidad del proceso de
los terremotos, hoy día estos también
son analizados desde la teoría del caos,
que busca encontrar orden en sistemas
complejos, y como estructuras fractales,
objetos geométricos cuya estructura
básica se repite en diferentes escalas.
De hecho, dos de las leyes empíricas más
utilizadas en sismología –la de Gutemberg-Richter
(relación entre frecuencia y
magnitud de la actividad sísmica de una
región) y la de Omori (frecuencia de réplicas después de un evento principal)–
describen los terremotos como fractales
en el tiempo y en el espacio.
En cualquier sistema caótico determinístico,
como los terremotos, es imposible
predecir la trayectoria para cualquier
instante de tiempo. Dado que se trata de
un sistema no lineal, las variaciones mínimas de las condiciones iniciales provocan
estados finales que divergen de
los anteriores en forma exponencial.
Hoy, al mismo tiempo que existe gran
interés en la predicción, se trabaja en
prevención y mitigación de daños. El
mejor ejemplo son los códigos de construcción
sismorresistente, formulados a
partir de los estudios de amenaza sísmica
y de microzonificación de ciudades.
Amenaza sísmica es cualquier fenómeno físico –sacudida o falla del terreno– asociado con un terremoto, que puede
producir efectos adversos sobre la
gente, y el objetivo de su análisis es determinar
cuál es el terremoto de mayores
proporciones que puede afectar una
región en un periodo de tiempo determinado.
La amenaza sísmica se ha estudiado
con métodos deterministas, basados
en el registro histórico de los terremotos
de mayor tamaño, y con métodos probabilistas,
fundamentados en periodos de
recurrencia. Para esto resulta fundamental
tener un completo registro sísmico,
que se obtiene a partir de catálogos
instrumentales, documentos históricos
y el estudio de las fallas geológicas.
Mientras la predicción sísmica sea
más un deseo que una realidad, es necesario
acudir a la educación para la prevención,
pues ésta aporta los elementos
necesarios para saber qué hacer antes,
durante y después de un terremoto que
puede sorprender en cualquier momento
y lugar.
Tomado de: http://seisan.sgc.gov.co/RSNC/Prediccion.pdf